De todos los productos elaborados por la compañía argentina FelFort, el chocolatín Jack es sin dudas el más exitoso.
Varias generaciones de chicos adoraron a este pequeño chocolate de forma rectangular, un poco por su sabor, pero sobre todo por la “sorpresa”: un personaje o animalito de plástico duro que se esconde en la cavidad central del mismo.
La Felfort es una compañía fundada por Felipe Fort hace ya 116 años. Su historia dice que a los 12 años, Felipe refinó el primer cacao Felfort munido de una piedra como única herramienta. Además de chocolates, Felfort produjo y continúa produciendo caramelos, bombones, huevos de pascua y los famosos turrones, que hasta ese entonces eran traídos de Europa.
El Jack se sigue vendiendo hoy en día, elaborado básicamente con la misma receta, aunque, al igual que tantas otras tradicionales golosinas argentinas, adaptándose a las nuevas generaciones. Mientras que en décadas pasadas los personajes de colección eran los de Patoruzú, Patoruzito, Súper Hijitus, y los Titanes en el Ring, entre otros, hoy en día son los de la familia Simpson quienes se esconden como sorpresa bajo el envoltorio, también renovado.¤
El Boulevardier es un clásico para los días fríos, pero esta versión extra amarga me gustó mucho y es apropiada para cualquier temporada.
Cuando un cable y una lamparita nos hacían sentir que habíamos alcanzado el pináculo tecnológico.
Nada que ver con la lectura infantil
Aunque “cuñao” es solamente la forma campera de cuñado -hermano político- el gaucho la usó aún en los casos en que no existía el parentesco real, y la usó con doble sentido ya que, según la ocasión, tanto podía significar un elogio como un agravio.
Sin lugar a dudas, el baile del gato ocupa el primer lugar con una gran popularidad dentro del gauchaje.
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