Leyenda de la Mitología Griega:
Había una vez un cazador y su hijo, cuya fama, bien merecida, de ser los dos más diestros cazadores de guanacos y vicuñas, se extendía por toda su patria, la tierra calchaquí.
Había una vez un espantapájaros que no tenía amigos; su misión era la de estar trabajando en un campo.